Islandia es un caso de éxito raramente visto a nivel macroeconómico. Su fortaleza radica en la unidad como pueblo que impidió que la deuda creciera más mediante la nacionalización de los bancos privados más grandes. Además, unidos como pueblo, tomaron la decisión de no pagar la deuda a los inversionistas extranjeros, lo cual evitó que el país ahondara en la recesión y que tuviera que pagar miles de millones de euros a los oportunistas extranjeros que llegaron a invertir en la década del 2000.
Este país del norte de Europa prefirió favorecer a sus habitantes en vez de favorecer los intereses extranjeros que buscaban aprovecharse de la situación privilegiada con la que cuenta este relativamente pequeño país. Islandia deberá ser un ejemplo a nivel mundial de cómo el pueblo se puede unir pacíficamente y no aceptar los grandes capitales extranjeros que muchas veces, por no decir todo el tiempo, buscan cómo aumentar sus riquezas sin importar las personas y pueblos afectados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario